Guarda tus lágrimas para otro día

The Weeknd

Nada más oportuno que sacar un álbum como After Hours en medio de la pandemia del coronavirus (salió el 20 de marzo), ya que el cantante canadiense Abel Tesfaye, más conocido como The Weeknd, vivió su propia pandemia amorosa, de la que logró salir a flote para plasmar su experiencia en melodías irresistibles y demoledoramente pegadizas, como si se tratara de un campeón desvencijado que triunfa en el momento álgido de un doloroso duelo privado que, sin embargo, no se priva de tirar los pasos y los tracks más retro-synthpop-melancólico-bailables que se van a escuchar en este año incierto y terrible.

The Weeknd está lastimado por todas partes (como se lo ve en los videoclips que hizo, hasta ahora, para fortalecer el concepto del nuevo disco, a saber: Heartless, Blinding Lights, el corto a modo de presentación de After Hours e In Your Eyes), como si fuera un luchador que no se da por vencido y que, a pesar de los golpes, es capaz de hacerles frente a los fracasos del amor y superarlos para intentarlo una vez más, siempre parado al pie del cañón musical, como un Sísifo sónico que se empecina, no sin cierta resignación masoquista, en recuperar lo que él sabe muy bien que nunca funcionará.

Y al lanzamiento del álbum le siguió el estreno del videoclip de In Your Eyes (23 de marzo), que no hace más que seguir sumándole puntos a favor, para que su figura de gran bestia pop del R&B (y de hijo perdido de Michael Jackson) siga agigantándose en cada novedad de su autoría. La canción y el video nos hacen sentir felices por un momento, y logran que se nos piante un lagrimón de nostalgia cinéfila al ver el más que interesante homenaje al slasher de los ochenta y noventa, ese subgénero del terror que nos fascina y que sentimos como si fuera nuestro hogar de la infancia.

Dirigido por Anton Tammi y protagonizado por The Weeknd y la modelo Zaina Miuccia en el rol de la Scream Queen/Final Girl con peluca rubia, el video muestra a un asesino de saco rojo y lentes y guantes negros que empuña un cuchillo a lo Michael Myers y mata a un tipo en un ascensor para luego perseguir incasablemente a la chica, quien logra escapar del lugar del crimen. El clip tiene una violenta y divertida vuelta de tuerca gore, que lo torna simpático y actual.

Con un orgulloso anclaje en el synthpop de los años ochenta (que incluye un saxo inspiradísimo), en el video conviven muchos de los espectros que marcaron a The Weeknd. En esa hauntología iniciática y festiva que se vislumbra en las imágenes podemos detectar los fantasmas de Pesadilla en lo profundo de la noche (1984) y de Halloween H20: 20 Años después (1998), pero cruzados con la tradición más despiadada del blaxploitation.

Si el tema recurrente de los slashers ochentosos es el de una fiesta que se convierte en algo horrible, en In Your Eyes la premisa se invierte: el tema es de algo horrible que se convierte en una fiesta y que sirve como descripción anímico-mental del cantante. La decapitación que sufre el personaje no puede ser más pertinente y simbólica.

El personaje de los videos es siempre el mismo, una suerte de freak desquiciado y maltrecho pero festivo en su desgracia (características que lo emparentan con el Joker de Joaquin Phoenix), por cuya sangre ya no corre la tristeza del que tiene el corazón roto, sino el arrepentimiento del rompecorazones, que insiste en que le den la posibilidad de remediar las consecuencias de sus malos comportamientos.

Tanto los fantasmas del amor como los fantasmas de las referencias que acompañan el video y el álbum son los que marcan el camino hacia una nueva vida, ya sea con la misma chica a la que se le ha fallado, pero a la que no se puede olvidar, o con amores que vengan a eliminar la toxina provocada por las malas decisiones tomadas en momentos de confusión e inmadurez. Y esos fantasmas de su vida, que son la compañía y la puerta de un futuro mejor, siguen siendo los del pop de la década de 1980.

Otro ejemplo claro de su obsesión con los ochenta es el uso casi a escondidas de un sample de Take on Me en Blinding Lights, que suena sugerentemente desfigurado, como si a la canción icónica de 1985 de a-ha se la hubiera metido en una máquina del tiempo de la que no pudo salir intacta sino transformada en una especie de continuación reivindicatoria de sí misma.

La hauntología de los ochenta le otorga un aire de tristeza nostálgica con un trasfondo de optimismo. Y esa sensación recorre todo el disco, que va una y otra vez al pasado para traer a los espectros que lo hicieron posible. En algunos tracks, incluso, se escucha el crepitar del vinilo, que, como dice Mark Fisher, “evoca hoy todo un régimen de materialidad que ha desaparecido; una materialidad táctil, perdida para nosotros en una época en la que las fuentes del sonido se han retirado de la percepción sensorial”.

After Hours quizás sea el mejor trabajo de The Weeknd hasta la fecha, el más pregnante, tan distinto y tan parecido a sus tres álbumes anteriores (Kiss Land, Beauty Behind the Madness y Starboy) que sorprenderá tanto a fanáticos de la primera hora como a aficionados tardíos. After Hours logra hacernos sentir completamente atraídos por el mundo íntimo y lastimero en el que los tracks parecen tener lugar, un mundo privado en el que priman el mea culpa y las confesiones suplicantes, pero en el que, misteriosamente, también se encuentran el motivo y la razón para seguir adelante.

 

Fuente de la fotografía: http://www.sniffers.co.nz

Jesús Rubio / Copyleft 2020

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