Infierno bajo el agua

“Atrapados en lo profundo”, sobre los sobrevivientes de un accidente aéreo que van a parar al fondo del mar, recae en una fórmula trillada.

El cine norteamericano de género es el más grande que hay, pero a veces también es el más idiota. Hacen tantas películas de terror por año, que la mayoría casi siempre es insufrible, como si, con el pretexto de respetar o enmarcarse en una tradición particular del género, tuvieran licencia para maltratar al espectador, al que creen igual de estúpido que los personajes y las historias que a menudo plantean.

Una de las representantes de este cine de género inverosímil (pero no en el sentido de inverosimilitud que defendía Alfred Hitchcock) es Atrapados en lo profundo, una película que fusiona a los ponchazos distintos subgéneros, como el de supervivencia, el de tiburones y el de accidentes de aviones (atravesados por el suspenso, la aventura y el terror), y que logra mantener cierta tensión a pesar de que nunca creemos las cosas imposibles que hacen los personajes.

Dirigida por Claudio Fäh, el filme cuenta la historia de unos jóvenes que se toman un avión para irse de vacaciones, con la pareja principal y un amigo, una pareja de ancianos con una niña y un guardaespaldas de la protagonista. El problema llega cuando una de las turbinas explota al impactar contra una parvada y el avión se viene abajo hasta quedar hundido en el fondo del mar.

Los sobrevivientes quedan atrapados en una burbuja de aire y la desesperante situación se transforma en una carrera contrarreloj por la vida. Para colmo de males, unos hambrientos tiburones empiezan a rondar el avión suspendido en un risco submarino y a atacar a los sobrevivientes, llevando la trama al terreno del terror con escualos asesinos.

Se entiende desde el vamos la propuesta, con las típicas situaciones descabelladas que, por obligación, tienen que tener estas películas. Pero la verdad es que cansa un poco cuando no hay un mínimo de riesgo, de invención, de originalidad. Por más que mantenga el suspenso y nos meta en la historia, Atrapados en lo profundo se circunscribe a una fórmula trillada que termina imponiéndose.

Los protagonistas, encabezados por Ava (Sophie McIntosh), son bastante desagradables y no logran que empaticemos con ellos. Al contrario, hay escenas en las que se merecen ser devorados por los tiburones. El personaje de McIntosh no tiene carisma ni atractivo. Y si a esto le sumamos los baches, las manipulaciones y los giros torpes del guion, la película se hunde tanto como el avión.

Los tiburones son las dos estrellitas y los personajes son las tres, y entre ellos entablan una lucha pesadillesca, con miembros mutilados y mucha sangre en el agua, y algunos jumpscares predecibles. A veces vencen las dos estrellas, es decir, los tiburones, y muy pocas veces los personajes, es decir, las tres estrellas.

A pesar del guion remanido y del imposible argumento, el filme logra mantener la tensión, la desesperación de los personajes y la adrenalina que se genera en el fondo del mar. Sin embargo, la sensación que deja es de rápido olvido, de película pasatista que sirve más para compartir con amigos que para quedar en alguna lista de buenos títulos con tiburones.

Atrapados en lo profundo (No Way Up, Estados Unidos, 2024)

Terror

Regular (**)

Dirección: Claudio Fäh. Guion: Andy Mayson. Elenco: Sophie McIntosh, Will Attenborough, Jeremias Amoore, Manuel Pacific, Grace Nettle, Phyllis Logan, Colm Meaney, James Carroll Jordan, Carlos Agualusa y Peppijna Dalli. Fotografía: Andrew Rodger. Música: Andy Gray. Duración: 90 minutos. Apta para mayores de 13 años (con reservas). En cines.

Foto del texto: Jeremias Amoore (izquierda), Sophie McIntosh, Will Attenborough, Grace Nettle y Phyllis Logan en “Atrapados en lo profundo”. (Kevin Baker / Altitude Films)

Publicado en el diario La Voz del Interior el sábado 16 de marzo de 2024.
Jesús Rubio / Copyleft 2024

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