Annie Wilkes. La fan más peligrosa

La protagonista de “Misery” tiene una poderosa doble presencia en la novela de Stephen King y en la interpretación de Kathy Bates en el filme de 1990.

El rasgo principal que un villano debe tener para ser inolvidable es que su locura sea aterradora, y no hay nada más aterrador que una enamorada patológica, la que lleva su amor al extremo de atar en una cama a su amado y a cortarle las piernas para que no pueda escapar nunca más. No hay villano más peligroso que el que ama sin medidas, y la figura del fanático es el ejemplo más acabado del que ama con obsesión compulsiva y sin medir las consecuencias de su pasión desquiciada.

“Soy su fan número uno” son las palabras de presentación de Annie Wilkes, la corpulenta secuestradora del escritor bestseller Paul Sheldon y “neurótica profunda” nacida de la mente de Stephen King en Misery, su obra maestra de 1987, llevada al cine en 1990 y protagonizada por Kathy Bates, en la piel de la enfermera asesina, y James Caan, en el papel del escritor.

Recapitulemos: Paul Sheldon tiene un accidente en la nieve después de terminar su nueva novela, completamente distinta a las novelas románticas protagonizadas por Misery Chastain, personaje al que mata en su último libro, El hijo de Misery. Annie Wilkes lo rescata y lo lleva a su casa ubicada en las afueras de Silver Creek Lodge, Colorado. Le entablilla las piernas destruidas y le empieza a dar pastillas de Novril, un calmante que mantiene al escritor sin dolor.

Sheldon se da cuenta de que Annie está chiflada y de que su vida corre peligro. De a poco, la extraña mujer empieza a mostrar una bipolaridad amenazante y pasa de un trato tenebrosamente maternal a enfurecerse con los pedidos de Sheldon. Como la describe King, Annie parece uno de esos ídolos de piedra de los cuentos de Rider Haggard. Su aspecto es el de una mole con faldas de lana, carente de “toda curva femenina”. Su cuerpo “daba la sensación de estar hecho de peñascos, sin orificios acogedores, ni siquiera espacios abiertos ni zonas flexibles”, como dice en el libro.

Lectora perfecta y enferma

Annie Wilkes representa al menos dos figuras: por un lado, la de la lectora perfecta, por lo simple y literal, a la que King ataca porque se siente asediado por fans que le piden más historias de terror; y por el otro, la de la enamorada con neurosis elevada, o lo que en la jerga de la psicología cotidiana se conoce como la “enamorada tóxica”. Annie es la tóxica por antonomasia. No por nada el corte de los pies del ser amado es la metáfora del corte de su libertad.

Como toda enamorada enferma, Annie enloquece ante la posibilidad de que Paul se vaya o de que su personaje favorito (con el que se siente identificada), Misery Chastain, muera. El desequilibrio de Annie, a causa de un pasado oscuro que incluye bebés muertos en el hospital en el que era jefa de enfermería, se complementa con su fanatismo desbordado, combinación que la convierte en una villana atemorizante.

Annie también es la representación del lector ideal, en el sentido de que tiene la dosis justa de idiotez para creerse lo que lee. “Annie Wilkes era la perfecta espectadora, una mujer que adoraba las historias sin que le importara el mecanismo de su construcción. Era la encarnación de aquel arquetipo victoriano: el Lector Constante”, escribe King.

Annie Wilkes se convirtió en mi villana favorita desde que vi la película en la década de 1990. El impacto que me causó me llevó a leer el libro, que disfruté muchísimo más, aunque no tanto como Annie disfrutaba de los libros de Sheldon protagonizados por Misery, porque lamentablemente (o por suerte) no soy ese “Lector Constante”.

Foto del texto: Kathy Bates como Annie Wilkes en la película “Misery”. (Everett Collection)

Este texto fue publicado en el suplemento Número Cero del diario La Voz del Interior el domingo 12 de febrero de 2023.
Jesús Rubio / Copyleft 2023